Francisco se acerca todas las mañanas a mi kiosco, siempre es el primero y nunca compra nada. Le gusta intercambiar unas palabras conmigo, más que nada un pequeño monologo, siempre me pregunta las mismas cosas pero a mi me encanta, se que formo parte de su mundo, de su pequeña y encantadora rutina y eso me hace importante.
Los sábados y días de guardar cuando abro, no me falta su regañina y tengo que volver a explicarle que esas mañanas abro más tarde.
Como Francisco, encontramos multitud de personas con disminución psíquica elevando un grito silencioso de normalidad.
Y los demás, por favor no seamos imbéciles, estas personas necesitan de nuestra ayuda pero para incorporarlos a la normalidad no para convertirlos en centro de nuestras burlas ni para hacerles carantoñas infantiloides.
No nos hagamos merecedores de la frase que corona el bello poema “Un Loco” de Antonio Machado.
! La cordura, la terrible cordura del IDIOTA. ¡
En agradecimiento a todas aquellas personas que han hecho posible la película YO, TAMBIÉN.

0 comentarios:
Publicar un comentario