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martes, 20 de octubre de 2009

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Como en un castillo de naipes


Hace tiempo que tengo el negocio de Venta de Prensa y me doy cuenta de lo sacrificado que es esto, la de horas que se pasa uno dentro del mismo, y la de tiempo que dedicamos a solucionar sus problemas, ya sea con facturas a repasar o con pedidos a realizar, nunca acabamos, porque muchas veces incluso nos acostamos dándole vueltas a las cosas. Antes no me quejaba porque ganaba dinero para permitirme mis caprichitos y tomarnos unas tapitas, ahora se me multiplica el trabajo con el proyecto de informatizarlo, con el TPV, se suman los pedidos de los clientes para solicitar colecciones, ya que parece que las grandes editoriales, mucho sacar al mercado nuevas promociones, pero sirven, según los distribuidores, pocas cantidades, y eso nos lleva a tener compromisos con los clientes de siempre, que no podemos atender, debido a la gran demanda que tenemos y a las pocas cantidades servidas en nuestros puntos de venta. Resultado: estrés, cabreos con todos y la mayoría de las veces todo esto lo pagamos con los más allegados, nuestra familia, desde aquí les pido a todos que me perdonen por no poder abarcar más.
Muchas veces me dan ganas de dejar el negocio y buscarme el trabajo por otro lado, pero ¿dónde?, si lees las previsiones más alentadoras te hablan de "brotes verdes", ¡manda huevos! un tio vé cesped, y le dan un Nobel, entonces en los viveros deberían tener los premios Nobel amontonados.
Yo nada más veo los mismos problemas una y otra vez, que si me quieren cobrar tal o cual cantidad de periódicos porque dicen que no les he entregado tales cupones o cuales cartillas, que si al paquete le faltaban tantos ejemplares del periódico tal o que he entregado menos atipicos de esto o de lo otro. Resumiendo, o que no sé contar o que soy un sinvergüenza y les engaño en lo que pongo en las devoluciones. El otro día leia en ADI-TODAY una entrevista hecha a un antiguo directivo de SGEL en la que dice que, de 2.300 clientes que tenía en Barcelona, cada día recibían 200 reclamaciones de los puntos de venta, pero éstas no eran a veces razonables. Entiendo que algunas personas en nuestro sector tienden a ¿decir mentiras? (¿es razonable usar este término aquí?), pero qué medios utilizan las distribuidoras para llegar a distinguir lo "razonable" de lo "irrazonable", creo que éste es el tíc de la cuestión, éste es el "caballo de troya" que utilizan algunos para mentir, y utilizar esta mentira en provecho propio. Llegados a este punto ¿qué solución podríamos plantear?, ¿os parece que estos individuos, mal llamados compañeros, fuesen excluídos de las redes de venta?, es decir, ¿por qué las distribuidoras sirven a algunos negocios, que saben que a la hora de realizar devoluciones, van a ponerlas de maneras incorrectas?,¿por qué no les hacen una contabilidad de la devolución en punto abierto, para pillarles antes de que cometan el perjurio?, ya que, según me ha comentado un gerente de una de las distribuidoras, por unos pocos pagamos todos.
Ahora me planteo algo más inquietante, ¿y si las distribuidoras se equivocan al realizar los repasos de estas devoluciones?, no olvidemos que la misma tiene tres procesos realizados por diferentes personas y departamentos: por un lado el transporte, por otro lado la recepción y el control en los almacenes, y por último la facturación del mismo en la oficina. Hasta ahora siempre he escuchado el dictamen de "razón o sinrazón" que me dan a través de mi factura, osea a mí
me controlan, ¿y al controlador quién lo controla?.
Que dificil son estos planteamientos vistos desde uno u otro punto, y si eliminamos de la ecuación el error del "Caballo de Troya", es decir, devoluciones controladas en el mismo punto de venta por inspectores de la empresa, hecha la misma, se precinta de alguna manera, que denote su manipulación antes de llegar al almacén,(por ejemplo que el paquete fuera cerrada con precinto amarillo o naranja y sellado con el visto bueno del inspector).
Con este simple proceso evitamos los errores producidos en el punto de venta, los producidos en el transporte, en el almacén, y en las oficinas, resultado se acabaron las "reclamaciones irrazonables" de las que hablan algunos. Evitamos pérdidas de tiempo en ir a reclamar a las distribuidoras, el personal de ellas se dedica sola y exclusivamente a sus trabajos, y mis ingresos y los de todos....SON LOS RAZONABLES.
Ya, ya, pienso algunas reacciones de algunos, ¿y quien controla a los inspectores?, muy fácil, por su parte, el kiosquero queda tranquilo, ya que ha verificado con el inspector "in situ" que todo es entregado en orden, si el paquete llega al almacén y localizan fallos reiteradamente, que investiguen al kioskero y al inspector, y si encuentra culpable a alguno, o que le retire el servicio de sus productos, o que recomiende a la distribuidora que echen a la calle a ese inspector o controlador, y si el paquete llega abierto esta claro que el responsable es el transportista, y si aún así sigue habiendo problemas está claro que el inconveniente está en el mismo almacén, el error es de factura tranquilo que ya lo vemos nosotros...
Está claro que esto supondría un coste extra a las distribuidoras, que tendrían que poner para cada ruta un empleado encargado exclusivamente de controlar y recoger cada devolución, trabajo que no se puede dejar en manos de los repartidores, porque dilataría mucho el suyo y con el que bastante tienen ya: sortear los problemas del tráfico para hacer que las publicaciones nos lleguen a tiempo. Pero claro, eso sería facilitarnos a todos el trabajo y como dijo alguno "poner medios, personal humano y sistemas informáticos, no escatimando ni un euro en que funcionen"...Eso sería... Jauja.
De todos modos, esta es una simple idea, de un simple quiosquero, ¿tenéis alguna ustedes, por parte de editoriales o de distribuidoras?, contádnosla y la estudiamos, es que es muy bonito seguir como estamos hasta ahora, osea, haciendo que nosotros los kioskeros solucionemos los errores, y paguemos los errores de todos, pero señores seamos serios, si continuamos así las redes de venta se van al garete...y el resto, osea, ustedes, "los grandes", nos seguís, como en un castillo de naipes.
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1 comentarios:

Rubén dijo...

Me acuerdo cuando Abc era Juan Palomez, él se lo guisa y el se lo come. Eso era antes de ser distribuido por Distrimedios. Al día siguiente venía el repartidor, se llevaba la devolución y se controlaba in situ. Y el Lunes, lo de todo el fin de semana. Es una opción que le podríamos plantear a las distribuidoras, pero claro, ellas no son tontas.... Cómo cerrar un grifo que le surte euros a espuertas? Que aunque se reclamen y te lo devuelvan, primero lo cobran...y luego si te das cuenta y reclamas, igual lo devuelven. De la otra forma no pueden trincar tanto.

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