

Qué triste es ver cómo se instala el hastío en el alma
Y casi no me atrevo a decir que hoy ha sido un buen
día.
Quiere meterse en mis venas y aterrizar en mi alma
para quedarse después.
Me niego, no lo quiero en mi vida.
A veces molesta, produce escozor.
Pero siempre sirve de filtro para impedir la liberación de los instintos,
para sofocar las pasiones, para contener el deseo.
El deseo de que aflore la rabia
Juana Yoigo, albaceteña de 72 años, invocó ayer al demonio sin proponérselo cuando, en un curso de inglés subvencionado por el Ayuntamiento de Albacete, intentó pronunciar la frase “I’ll be back on sunday”. La anciana no logró alcanzar su objetivo pero profirió una serie de balbuceos más cercanos al latín que al inglés. “Hablaba como del revés y se ponía toda roja hasta que, al final, empezó a oler fatal. Una de sus amigas le dijo ‘Juanita, déjalo ya que hasta te cuescas’, pero resulta que aquello era azufre” explica Antonio Freire, profesor del curso. Tras el olor, irrumpió en el aula una cabra siniestra que el marido de Juana Yoigo consiguió ahuyentar a gorrazos. “Era una cabra normal pero con esos ojos rojos que se te quedan de estar mucho rato en la piscina municipal” afirma Juana, que reconoce no haberse asustado en ningún momento por la presencia del diablo “porque yo ya tengo cinco nietos y dan mucha guerra”.
Antonio Freire ha reconocido que la semana pasada otra alumna de avanzada edad estuvo a punto de abrir una brecha interdimensional intentando escribir “Google” en la pizarra.
Aunque lo ocurrido es visto en Albacete como una divertida anécdota, algunos parapsicólogos y amantes del ocultismo han empezado a revisar sus teorías entendiendo que el idioma del demonio es el inglés de pueblo. “Al fin y al cabo estamos hablando de un idioma bárbaro al que basta añadirle el acento de Albacete para que se convierta en una fuerza incontrolada” sostiene la parapsicóloga conductista Mayra Oscureile.
En algunos foros de la Red han empezado a circular supuestos cánticos malignos basados en transcripciones literales de un inglés rudimentario:
“Mai loulines iskilin mí
anai mas confes astil bilí
uen aim not guizllú ai lus mamai
plis girmi a sain
hirmi beibi uanmortain
o beibi beibi
de rison i bredisyú”.
En los próximos días, una nueva herramienta de Facebook aparecerá en todas las cuentas y con ésta se permitirá “ignorar y marginar” a aquellos contactos de la red social que merezcan ser ninguneados. “Queremos unir a las personas, para eso nació Facebook. Y no hay manera más efectiva de crear una comunidad de personas que unirlas en un proyecto común: el de criticar a otros”, explicaba Mark Zuckerberg ayer en un comunicado.
El máximo responsable de la red social más poderosa del mundo puntualiza que no quería conformarse con que fuera posible publicar mensajes degradantes en el muro de “los pringados”. La nueva herramienta permite escribir “a mano” directamente en el perfil personal de la víctima. “Modificar manualmente un cartel o una fotografía nos hace sentir el gamberrismo a flor de piel y ayuda a que nos relacionemos virtualmente de manera muy parecida a como lo hacemos presencialmente”, defendía Zuckerberg.
Así pues, Facebook permitirá añadir bigote a la foto de perfil del contacto al que se quiera marginar, hacer comentarios jocosos en su currículum o reírse de los mensajes que le deje su madre en el muro. También se habilitará el botón “Das pena” como complemento al célebre “Me gusta” que permite aplaudir los enlaces de los usuarios. El acosado ni siquiera tendrá la opción de borrar su perfil personal. “Los pringados no pueden escapar de la realidad. No tendría sentido que pudieran escapar de Facebook”, explica Zuckerberg.
La nueva herramienta lleva ensayándose desde hace semanas con usuarios al azar que hacen de víctimas. Zuckerberg seleccionó personalmente a los afortunados testeadores atendiendo a sus niveles de calvicie y volumen corporal. “Facebook sugerirá amigos con posibilidad de ser marginados en base al análisis de las fotografías, recordándonos que tenemos amigos bajitos, gordos, calvos y debiluchos a los que podemos empezar a acosar”, explica Zuckerberg. “Ahora que somos 500 millones de usuarios podemos hacer cribas. En Facebook no todo el mundo es igual. Esto no es Francia”.